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miércoles, 20 de junio de 2012

"Neoliberalismo" y enfoques estructurales de la corrupción. El caso del rescate bancario de México (DERECOM, Revista Online Especializada en Derecho de la Comunicación, No 10, Junio-Agosto 2012)

Introduccion
La economía y la política no pueden ser entendidas como esferas separadas o autónomas. A lo largo de la historia, los sistemas de poder y dominación han estado íntimamente entrelazados con los sistemas de producción y explotación. Esta interpenetración de esferas es lo que está en el corazón del concepto original de economía política. Un gran número de estudios sobre el Estado tratan desafortunadamente a la economía y la política como esferas relacionadas entre sí, pero diferentes. De hecho, esta tendencia emerge de una división metodológica aún más pronunciada entre las disciplinas de la ciencia política y la economía, que las lleva a competir para ver cual  de ellas empuja con mayor fuerza el estudio de las temáticas de la economía política sobre el terreno de la otra, lo que de manera desafortunada deja atrapadas entre estas dos espadas disciplinarias las respuestas a las importantes cuestiones de la economía política. A diferencia de esto, aquí reivindicaremos el campo de estudio de la economía política, al trazar los diversos y constantes vínculos entre lo que erróneamente se ha considerado ‘aspectos puramente políticos’ y ‘fenómenos puramente económicos’ de las dinámicas sociales.
Las reflexiones que aquí ofreceremos apuntan hacia una mejor comprensión de las dinámicas políticas subyacentes al proceso de toma de decisiones financieras en las democracias emergentes. Para ello desarrollamos una comparación configuracional de tres coyunturas decisivas de la historia financiera del México contemporáneo: la nacionalización, la reprivatización y el rescate bancario. Ello nos llevará a desmitificar el concepto del “neoliberalismo” y cuestionar seriamente aquella posición que lo presenta como la férrea aplicación de una estricta ortodoxia económica que exige el retiro del Estado y que blinda el manejo de los asuntos económicos de los intereses políticos en juego.
Si analizamos la nacionalización, la privatización, el rescate o la extranjerización bancaria, veremos que el hilo conductor de las políticas establecidas en materia financiera en México desde principios de los años ochenta, jamás ha implicado fidelidades a ortodoxias económicas de ningún tipo. El proceso de toma de decisiones en nuestro país ha reflejado sobre todo, la emergencia de una alianza política de burócratas y funcionarios de alto nivel con una nueva élite financiera vinculada a los mercados internacionales. Por ello sostenemos que el Estado nunca se ha retirado, sino únicamente reconfigurado, y el rentismo y la corrupción que se asociaba a etapas previas al “neoliberalismo” no se han reducido sino antes bien expandido y profundizado.
Para demostrar lo anterior propopnemos tres hipótesis.  Primero, que en el diseño de la política financiera los “intereses” han sido siempre más importantes que las “ideas” o las “instituciones”. Segundo, que la variable más importante para explicar los niveles de corrupción y rentismo de los sistemas políticos siempre será la incertidumbre política por la que atraviese un régimen antes que el tipo de régimen en sí mismo. Y tercero, que el pluralismo y la transparencia trabajan a favor de soluciones definitivas y duraderas para enfrentar las crisis económicas y políticas.
En este capítulo se divide en tres appartados. En prmier término resumimos las distintas coyunturas financieras analizadas estudiadas engarzadas a nuestras tres hipótesis específicas sobre la relación de los binomios  intereses vs. ideas, incertidumbre política vs. tipo de régimen, y pluralismo vs. permanencia para concluir con una disquisición sobre nuestro concepto de intervencionismo neoliberal en su relación con la política o el accionar de las  coaliciones distributivas.
En un segundo momento señalamos las contribuciones que nuestras tres hipótesis específicas podrían ofrecer al debate más general acerca del rol del Estado en el mundo “globalizado”. Y en la tercera parte del capítulo, ofrecemos algunas reflexiones finales sobre la formulación y diseño de las políticas públicas en materia financiera.

miércoles, 4 de agosto de 2010

"Todos somos Wall Street" (El Universal, 4 de agosto de 2010)

Ni la reforma financiera de Obama presentada con grandilocuencia como "la mayor desde la Gran Depresión", ni la calderonista, copia de mala calidad que el 28 de julio decretara la creación de un Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF), constituyen esfuerzos reguladores verdaderos o afrentas auténticas a los poderes fácticos.

Los defensores de la reforma de EU, impulsada por los senadores Christopher Dodd y Barney Frank, aplauden que la ley obligue a los bancos a mantener más capital en sus reservas para reducir sus niveles de apalancamiento. Celebran también que centralice y limite la comercialización de los famosos derivados y que, a partir de ahora, permita al gobierno intervenir en las empresas financieras arruinadas, tal como ha ocurrido con los bancos. La reforma también crea dos nuevas oficinas gubernamentales: un consejo de reguladores federales y una agencia de protección a los usuarios de la banca.

Pero estas importantes innovaciones se quedan cortas a la hora de detener las prácticas especulativas que generaron el reciente desastre financiero y dejan incólume el verdadero poderío de los bancos: la estructura oligopólica que permite la existencia de vastos conglomerados financieros. Los cabilderos de Wall Street invirtieron 600 millones de dólares en una campaña de edulcoración de la propuesta inicial. Su triunfo principal se refleja en haber dejado intacta esta exagerada obesidad financiera y en la sujeción de las nuevas agencias reguladoras a los intereses del capital financiero. El consejo de reguladores federales lo encabezará el secretario del Tesoro y la oficina de protección a los usuarios de la banca dependerá de la Reserva Federal. Así, la nueva arquitectura institucional se nutrirá de los burócratas de siempre a quienes la reciente crisis bancaria pasó frente a ellos sin que hicieran nada.

Texto completo disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/49311.html