La regla en el sector privado, no es la transparencia sino la opacidad. La legislación privada está colmada de figuras jurídicas como los secretos bancario, fiscal, hacendario y corporativo que se orientan a generar un nicho de impunidad y opacidad en beneficio de los poderes fácticos. El extremo y abusivo poder de las corporaciones oligárquicas y multinacionales se han convertido en los agentes que con mayor fuerza impulsan el hundimiento de los valores democráticos y civilizatorios vigentes a través de la normalización de la enfermiza búsqueda del lucro, la maximización de la ganancia, la acumulación desenfrenada y el crecimiento económico incesante. A nivel internacional la secrecía del capitalismo de casino en que se ha convertido la actual fase de globalización neoliberal no tiene límites. Hoy el TPP o el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Internacional es la prueba más reciente y palpable de tal fenómeno.
En México las APP son precisamente los vehículos ideales para este ominoso proceso, las APPs no buscan promover una mayor eficacia o eficiencia en la prestación de los servicios públicos a la sociedad, no son ni novedosos ejemplos de “intersectorialidad” ni de fluidez en las nuevas políticas sociales, como las lecturas apologéticas de la Admon Pública las retratan. Aquí demostramos con datos y detallada información que bajo condiciones de corrupción estructural, como es el caso de México, y en donde el sector privado yace en manos de un reducido grupo de corporaciones oligopólicas, las APP lejos de transferir el riesgo económico del sector público al privado, transfieren riesgos, costos y pérdidas al gobierno, a la fuerza de trabajo, y al público usuario y contribuyente
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