La corrupción = dominación social + impunidad - voz ciudadana: Irma Eréndira Sandoval
Según las últimas encuestas del CIS (Centro de Investigaciones sociológicas), los españoles consideran que la corrupción es el segundo problema más grave del país, solo por detrás del paro. Y no es de extrañar. Las imágenes de políticos, empresarios y miembros de otras instituciones del Estado entrando precipitadamente en los juzgados rodeados de una nube de periodistas se ha vuelto común en los últimos tiempos. El mal parece endémico. En lo que vamos de democracia, la corrupción política le ha costado a las arcas públicas millones de euros (las estimaciones van desde los 7.500 milloneshasta los 87.000 millones) y cada vez queda más claro que sus tentáculos se extienden sin límites. Frente a esta situación, la crítica ha girado alrededor de las clásicas consideraciones acerca de la ética en el ejercicio de los cargos públicos. Desde esta perspectiva, se asume que la corrupción se reduce al comportamiento desviado de algunas manzanas podridas, responsables de los casos de amaños de contratos, el enriquecimiento ilícito o el nepotismo que vemos desfilar por los medios de comunicación. Sin embargo, estos planteamientos pueden esconder la profundidad del fenómeno de la corrupción.
Para la doctora Irma Eréndira Sandoval, directora del Laboratorio de Documentación y Análisis de la Corrupción y la Transparencia de la Universidad Nacional Autónoma de México, la corrupción tiene más que ver con una cuestión de dominación estructural. Su concepto de la corrupción estructural es particularmente útil para analizar la manera en que las instituciones y los intereses públicos se han visto afectados por el auge del sector privado asociado a las últimas décadas de concierto neoliberal. La doctora Sandoval nos propone abordar la corrupción como un fenómeno intrínsecamente ligado a la noción de poder: «La corrupción es una forma de dominación política que implica una impunidad estructural (especialmente en el caso del sector privado) y un desempoderamiento de la sociedad». Es por ello que la lucha anticorrupción es antes que nada un replanteamiento del poder de la ciudadanía: «Para acabar con ella se necesitan unas dosis significativas de democracia» [1]. Nos reunimos con la doctora para comprender las claves de su trabajo teórico e intentar realizar un diagnóstico de nuestra propia realidad nacional.
Teoría de la corrupción estructural
Por regla general, cuando se habla de corrupción, esta se reduce al pago de sobornos o la extorsión que ocurre en los niveles inferiores de la Administración pública. Usted defiende que esta perspectiva es demasiado simplista y no nos permite comprender la naturaleza y la profundidad de este fenómeno. ¿Cómo aborda usted el fenómeno de la corrupción en su trabajo de investigación?
La corrupción es una forma específica de dominación que tiene que ver con un diferencial de poder estructural. Precisamente, se trata de la forma de dominación que está imprimiendo su huella en el mundo contemporáneo. Como tú comentas, muchas veces solo alcanzamos a ver sus manifestaciones superficiales. Sin embargo, lo central de la corrupción es este diferencial de poder, sumado a una impunidad generalizada y a la ausencia de una voz ciudadana que sirva de contrapoder. Esos son los tres elementos centrales en mi teoría de la corrupción estructural.
Si la corrupción tiene que ver con una relación de dominación, entonces no tendría sentido reducirla a algo que ocurre exclusivamente en el sector público, como pretende la teoría neoliberal. También puede afectar al sector privado.
Por supuesto. Ese es otro de los elementos centrales en mi teoría de la corrupción. La corrupción no es solo publica, también contamina al sector privado. Durante mucho tiempo se han analizado las prácticas abusivas que típicamente emergen del sector privado como si se tratara de disfunciones o distorsiones de la impoluta maquinaria de los mercados.Esto es engañoso. Estas prácticas abusivas son un elemento central de su funcionamiento. Las recientes filtraciones masivas de datos, con el caso de los papeles de Panamá o Wikileaks, han demostrado que los actores privados, y en particular los actores del mundo de las finanzas, ocupan un lugar central en la articulación de la corrupción estructural.
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[1] ^ Sandoval Ballesteros Irma Eréndira, (2013). From institutional to structural corruption: Rethinking corruption in a world of public-private partnerships. Edmond J. Safra Research Lab Working Papers, No. 33 Harvard University. December 20, 2013 http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2370576