La banca estadounidense ya tiene sus barbas a remojo después del sismo político y diplomático producido por el cablegate de WikiLeaks en días pasados, sobre todo a partir del caballeroso anuncio de Julian Assange que adelanta el siguiente golpe: la corrupción financiera global. Sin embargo, en México los barones del dinero, como dignos representantes del parroquialismo neoliberal y la vernácula corrupción, continúan actuando a sus anchas y siguen creyendo que su impunidad y desparpajo serán eternos.
Carlos Salinas de Gortari entregó el control de la banca a una pandilla de “casabolseros” que, de forma irresponsable, lucró y especuló con el dinero de todos los mexicanos. ¿Tenían los señores experiencia bancaria? No. ¿Contaban con gran prestigio y probidad? Tampoco. ¿Tenían suficiente dinero para la gran compra? Menos. Lo único que realmente tenían estos “empresarios” de nuevo cuño que se colaron al sistema financiero con el falso boleto de los “negocios bursátiles”, era una clara cercanía personal y política al que les repartió el pastel: su amigo Salinas de Gortari.
Carlos Salinas de Gortari entregó el control de la banca a una pandilla de “casabolseros” que, de forma irresponsable, lucró y especuló con el dinero de todos los mexicanos. ¿Tenían los señores experiencia bancaria? No. ¿Contaban con gran prestigio y probidad? Tampoco. ¿Tenían suficiente dinero para la gran compra? Menos. Lo único que realmente tenían estos “empresarios” de nuevo cuño que se colaron al sistema financiero con el falso boleto de los “negocios bursátiles”, era una clara cercanía personal y política al que les repartió el pastel: su amigo Salinas de Gortari.
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